Alejandrina y la Romerito...
Alejandrina y la romerito
El año 2012 estuve por un bello caserío de la sierra piurana, perteneciente a la provincia de Morropón, distrito de Yamango. Gente alegre y amistosa que se brinda al máximo con la familia y las amistades que llegan. Siempre con esa exclamación por delante… “venga” invitandote a pasar. Conversando con Doña Alejandrina (66 años aprox.) mientras desgranamos sus maíces cosechados días atrás, me comentaba que hace unos años le instalaron un tipo de hornilla y un ducto para el humo, sin embargo siguió usando su misma fogatita para cocinar. Posteriormente la llegada de la luz y el gas a 17 soles, vino otra cocina mejorada, tanto para la chimenea como la instalación de una cocina de mesa y la instalación del balón de gas, que le cobraban directamente en el recibo de luz. Por cierto luz que solo usaban para dos focos en toda la casa, un pequeño celular antiguo y una radio pequeñita que eventualmente prendían.
Alejandrina me contó que estaba en el programa Pensión 65, al igual que su esposo Julio. Ambos cobraban 250 soles cada dos meses, lo que hacía 500 soles que sentían que llegaban como caído del cielo. Entre los dos reciben 3 mil soles al año. En una microenomía rural como la de Yamango, en la que tus huertos te ofrecen diversidad de productos hortalizas, frutas, verduras y cuentas con chacras de maíz, papas, yucas; pastos para el mantenimiento de algunas vaquitas, chanchos, carneritos, gallinas. Una economía familiar que se autosostiene, donde no hay hambre, realmente ese dinero caía del cielo. Definitivamente hay poca presencia del estado y eso puede representarse como poco acceso a derechos. Sin embargo este dinero tampoco les provee acceso a derechos.
En este caso particular Alejandrina y Julio comparten su vida y su economía, ahorraban el dinero, no lo usaban para “mejorar” su calidad de vida. No tenían el interés citadino de comprar ropa, cosméticos, lentes, pintar la fachada de su casa, salir a comer un pollito a la braza… en fin. Su vida se mueve en otra lógica, muy, pero muy lejos de los escritorios de quienes diseñaron la estrategia.
En esa misma época tuve la oportunidad de conocer a la “Romerito” una señora viuda sin hijos que vive en el asentamiento humano Jardín Rosa de Santa María, más conocido como la Huerta Perdida. La romerito era limeña, sin DNI y propietaria de un lote, con título de propiedad. No tenía acceso al programa y la ponía en situación de indigencia. A sus más de setenta años, ya casi no hablaba, no podía trabajar, no tenía ningún tipo de seguro, ni familiares. Su vivienda era precaria, solo estaba techado el 40% de calaminas y no tenía ventanas ni puertas internas. Solía arrinconarse en las noches con las frazadas, ropas y mantas en su camita para guarecerse del frío. Sobrevivía de la caridad de algunos vecinos y el abuso de otros enajenados que entraban por las noches a drogarse delante de ella, sin que nadie pudiera hacer nada.
Gracias a la decidida intervención de varias personas, tras un largo año de peleas y reclamos y de una trabajadora social muy luchadora se logró que la romerito finalmente pueda acceder a pensión 65 y que a través de la junta directiva del asentamiento humano y la iglesia algunas familias le brinden algún tipo de asistencia y apoyo. Techamos su vivienda junto a un grupo de voluntarios, logramos su afiliación al SIS y definitivamente mejoró su calidad de vida. El dinero de pensión 65 le servía de manera concreta para alimentarse y para algunas medicinas. Qué útil se sentía la existencia de este programa en este caso, y que satisfactorio ver cómo el estado si podía ser útil y lograr la inclusión.
De acuerdo a datos oficiales en Lima se han atendido a octubre del 2016 solo a un poco más de 27 mil cuatrocientas personas reciben la pensión, mientras que en Piura son más de 37 mil seiscientas personas. La ENAHO es el instrumento mediante el cual se recoge la información necesaria para determinar los niveles de pobreza y por tanto la posibilidad de acceder a programas como este. Establece de la siguiente manera:
- pobreza por necesidades básicas insatisfechas
- pobreza monetaria
- déficit calórico aparente
- autopercepción
Así determina quienes se encuentran en exclusión extrema, severa o parcial. Los dos primeros serían los más determinantes, poniendo a todos en términos de cuánto ganan en soles cada mes. En ese sentido la pobreza siempre va a ser mayor en las zonas rurales y en quienes se dedican a la agricultura. Alejandrina y Julio de Yamango son una pareja de abuelos felices, super serenos y tranquilos, mantienen una rutina de vida que los mantiene bien, sus hijas, o nietos y no requieren con urgencia la pensión 65, la romerito Si.
Lima representa cinco veces más la población de Piura y presenta cinturones de pobreza muy compleja a lo largo de su extensión. La desigualdad entre distritos es muy notoria, incluso habiendo distritos que superan el promedio nacional de pobreza. Es en la capital donde los pobres urbanos se encuentran en condiciones de mayor exclusión, viven sin techo, no tienen acceso a ningún tipo de empleo y pasan hambre.
Revisar la forma cómo focalizamos los programas sociales debe ser una labor permanente desde el estado, garantizando el acceso real a quienes realmente requieren el servicio, no esperemos a que muera otro indigente en una banca del cercado de Lima o veamos con indiferencia como viven de la limosna pública sin que hagamos nada al respecto.
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